lunes, 20 de diciembre de 2010

EL LABERINTO

Lo primero que hacemos al llegar a este mundo, es pasar por un estrecho túnel que la mitad masculina de nosotros ha recorrido en sentido inverso para encontrarse con la mitad femenina de nuestra genética. Imagínense el laberinto genético tan especial que cada uno tenemos el nuestro. Tiene algo que ver con los alelos. Determina este prácticamente infinito laberinto genético el laberinto en el que se convertirá nuestra vida. A lo que nos viene dado por nacimiento, se unen las infinitas posibilidades que vienen dadas por variables que existen en todos nosotros, como el lugar de nacimiento, los padres que nos crían, los compañeros de clase, los amigos que elegimos, las chicas que nos gustan, a las que les gustamos, la edad en que hacemos el amor por primera vez y cada uno de los días que vivimos nos hace enfrentarnos a las más absurdas situaciones que hacen que este laberinto esté en eterna construcción. Existen muchos atajos y muchos toboganes imprevistos que puede hacer que acabemos en la calle o viviendo en una mansión en los Ángeles así pues, la vida es una eterna toma de decisiones, que influyen en si pasamos mil veces por el mismo pasadizo o conocemos más zonas de un eterno aprendizaje y estudio de las posibilidades que nos da cada decisión que tomamos. Pero este laberinto no es como los que podemos encontrar en parques de atracciones, palacios medievales o renacentistas y parques que suelen tenerlos como la joya y prácticamente una obra de arte interactiva que ya se adelantaba a los modernos artistas que creen que han inventado algo nuevo.
¿Es realmente el laberinto un arte?, ¿el arte siempre tiene algo de laberinto?, ¿ son los laberintos siempre iguales?, ¿tienen los laberintos salida?.
Realmente entramos en un nuevo laberinto cada vez que salimos de otro. Así que espero, que vayan ustedes a un laberinto más cómodo y agradable en el transcurso de sus vidas.

Ankoes Nip Oresas.

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